Tu que sin saberlo has estado en muchos momentos de mi vida, tu que tantas veces secaste mis lágrimas, curaste mis heridas y me acompañaste, en los momentos más duros de mis días.
Tu que te colaste sin pedir permiso, sin antes llamar y mucho menos sin avisar, eres el que de verdad me enamoró.
Tu que puedes ser distante pero cálido, indiferente y amargo, yo te siento dulce, cercano y tan pero tan cálido, que sin querer te amo.
Tu y siempre tu, cuando por un instante desconecto, siempre hay alguien que me pregunta por ti, que quiere saber que es de ti. Y hay vuelvo a este laberinto de amor, en el que vivo yo.
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