Se me perdió un duende de ojos verdes, manos blanquitas y llenas de magia.
Hace días que no lo veo, que el sol se oculto con su brillante sonrisa, el cielo no para de llorar, desde que tu no estas.
Si supieras duende hermoso como te extraño, lo triste que se quedo la ventana del pájaro azul, que tu continente y con el mío unió.