Hoy me desperté con la única misión de verte sonreír, abrí mi ventana y salude al sol. A él le pedí un favor, que fuera contigo y te diera el abrazo más grande del mundo.
Desde aquí me puse a escribir una canción para ti, una de esas canciones que se hacían antes y que tenían alma, como las flores del jardín donde yo siempre, pienso en ti.