Sólo puedo decirte gracias por sentir siempre mi corazón, cada vez me doy mas cuenta que tu eras el eslabón perdido que dios puso en mi camino.
Más de una vez secaste mis lágrimas, jamás me falta unos buenos días, un abrazo de oso y toda esa luz que radias tu.
Bebe desde el fondo de mi alma, gracias por oírme, por poner tus alas de ángel, para amortiguar mi corazón, a una caída sin paracaídas.
Te adoro, filosofa hermosa, mariposa de colores, alma de amor y paz, que siempre de mi mano vas.