Tengo un ángel triste, con las alas caídas y el corazón asustado.
Su dolor me a hecho pequeñita como una micra, quiero ayudarlo, poder abrazarlo, pero no soy capaz de alcanzarlo.
Desde aquí tiendo mi mano para ti, dejo mi corazón para sanar tu dolor y me vuelvo una fiera para defenderte, para cuidarte y devolverte, toda la alegría y las ganas de seguir.
Mi ángel de luz, tu dolor son mis lágrimas, tu ausencia mi oscuridad y tu adiós una soledad, que me va matar.
Venga mi ángel precioso, por favor estira tus alas de nuevo, vuela por el cielo, dame una sonrisa, que con ella se curarán tus heridas y las mías.