Es tan gratificante oírla, alimenta el alma, besa el corazón, despierta miles de emociones y es el lenguaje universal por excelencia.
Ella esta en todas las partes, en el canto de un pajarillo, en el sonido de un montón de niños, golpeando al compás los cubiertos en la mesa.
Todo tiene música, el susurro del viento, las aguas de los ríos, mares y cascadas.
Ella es bella, única, cálida y puede ser relajante, rápida, rítmica y sobre todo extraordinaria.
La música es capaz de secar lágrimas, de curar heridas y de provocar locura.
Ella es el matrimonio del amor, amiga de las letras y hermana de la poesía.