Ayer mi corazón estaba contigo, fue inevitable recordar tu cumpleaños y sentir de nuevo lo cruel que fue la vida, al llevarte tan lejos para siempre.
No sé cuántos suspiros volaron ayer hasta allá arriba, lo que si se, es que te sigo recordando cada día y más en fechas puntuales.
Papa aquí está mi mano tendida al cielo para que tú también sientas que te quiero y que mi amor por ti, siempre será eterno.
Como me gustaría verte nuevamente y revivir cada instante junto a ti.