Cuatro almas rockeras, cruzando la dimensión, del oscuro canto de la muerte.
El ruido llamo a los fantasmas, la rubia serpiente sedujo al vampiro que a manos de su guitarra, sobre el público volaba.
Lugh Draculea era el que cruzaba la cascada, el que con su canto llamaba a las hadas, a la esfinge, que se cuela en tus sueños, eleva a los muertos y caen al limbo, o al mal de los lamentos.
Un sueño cruzar las fronteras, alcanzar el cielo, o el infierno siendo almas llenas de magia, que cuando todos duermen ellos se atreven a verte.