Llegue el viernes como una extraña, pues aún que me viste nacer, sólo cinco años me pudiste conocer, una grabe enfermedad te arranco la oportunidad de verme crecer.
La verdad me emocione al caminar por tus calles, ver la gran ría, con sus puentes, tus iglesias, bares y la catedral de Santiago.
Me encantó el parque Iturriza de doña Casilda. Y que decir del Guggenheim, eso si que es una maravilla arquitectónica.
También me acerque a ver tu nueva catedral de fútbol, que viva el Athletic de Bilbao.
La verdad me gustaste mucho, fue un placer volver, te prometo que volveré y no me tardare tantos años, un saludo de tu hija Iratxe.