Me voy a las montañas de grandes cabras, de Águilas reales y verdes valles.
Me voy a ver los cielos más azules, a sentir los aires más puros y ah evadirme del bullicio de la ciudad, que en septiembre se vuelve a estrésar.
Un lugar calmado y tranquilo, un paraje sin más bullicio que los pájaros cantando, los ríos transcurriendo su camino y las grandes arboladas moviendo sus ramas, como si saludaran a las verdes y grandes montañas.
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