Me desperté dormida y vi tu foto, me desperté dormida y leí una poesia, en tus pupilas, me desperté y abrí bien los ojos, los limpie y me cerciore, de que fuera tu rostro, el que tenía frente a mis ojos.
Me desperté y no eras un sueño, eres de carne y hueso, eres el consentido de mis ojos, el niño que baño mi cuerpo, de caricias y besos.
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