Los valientes también tienen miedo, también nos caemos y lloramos. Lo que pasa es que no lo hacemos delante de nadie, pues no nos gusta que nadie vea nuestra debilidad, aparte no nos gusta ir dando pena y mucho menos, que nos miren con lastima.
Los fuertes nos ponemos una coraza, pero eso no quiere decir que no seamos frágiles como un hilo de cristal que se rompe con fragilidad.
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