Ayer fue un día inolvidable, fueron horas mágicas y instantes fantásticos y no podía ser de otra forma.
La compañía de dos corazones grandes y la rúbrica de un Real Madrid luchador, dibujaron la sonrisa de mi alma.
Que bonito es compartir bajo el cielo de Madrid la satisfacción de vivir y no olvidar nunca sonreír, aunque aveces haya que sufrir.
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