Ahora siento que esta sonrisa es más bonita que la tuya, ahora me doy cuenta que nunca valiste nada.
Lárgate no vuelvas nunca ya no me interesas, no eras como imaginé, eres un inseguro, un bueno para nada, un payaso que ya no hace gracia y que tiene el cerebro de un mosquito.
A mí gustan los verdaderos hombres, los que se visten por los pies y no son unos peleles manipulables, que se dejan llevar por la entrepierna y no ven más allá de sus narices.
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