Hoy no me a quedado más remedio que despedirme de mi bola de pelo, del perro más bonito que tuve en toda mi vida.
Se me partió el corazón en mil pedazos, al despedirme de el, lloro el adiós de mi compañero de paseos, de el único que me esperaba moviendo su cola, de alegría que sentía cuando me veía.
Como olvidar 17 años de su compañía, de carreras por los campos de Madrid, oh todos los gatos que subió a los árboles, tras las largas carreras tras ellos.
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