El cajón de los sueños, oculto mis más bellos momentos, están mis fotos y recuerdos.
En el siempre meto todos mis pensamientos, todo lo que vivo y en cuadernos escribo.
E metido la historia de un amor que siento en mi corazón, la de un niño hermoso que me ayuda a volar, que consigue hacerme respirar y me alimenta el corazón con una gota de su garganta. Tiene tanta dulzura como un calentito chocolate, abrazado por mis manos, soplado por mis labios en este frío y nevado invierno.
En medio de la naturaleza, frente a un lago hermoso y sentada frente a una cálida chimenea, estoy escribiendo como nació este profundo amor.
En el escondo a un duende, con la sonrisa del sol, con la mirada de la luna y el corazón del mar.
Lo encontré sin buscarlo un día de mayo, me fascino su rostro, después su boca, a continuación sus ojos y su acaramelada sonrisa, que me alcanzo como una lejana brisa.
Fue tan hermoso el momento, que de mis ojos llovían lágrimas , que mi alma se reía y mi corazón sentía que la magia existía.
Camino de casa lo miraba, con mi dedo su retrato acariciaba y es que me quede fascinada.
En mi cajón metí su retrato y cada noche antes de dormir lo miraba alucinada, me preguntaba será de verdad, ¿existirá un hombre tan especial? va no puede ser, es uno más.
Pero vivía en el cajón de mis sueños, cada vez tenía más importancia para mi, no me daba cuenta pero lo amaba.
Un buen día mirando por una ventana mágica, abierta al mundo lo empece a conocer, indague y descubrí que era una estrella, con una luz brillante que deslumbraba y enamoraba.
El duende recorría el mundo, surcaba cielos, conquistaba mares y regalaba amor. Un día se enamoró y como un loco con una bruja vestida de Adá se casó.
Durante un largo tiempo, el duende se cegó de amor, se olvido de la risa que nació y el cielo lloro, el sol no brillaba y el duende cada día más apagado se sentía, a pesar del falso amor con que la bruja lo hechizo.
Y entonces llego un Adá de alas blancas, con magia y pureza para darle luz al duende, una nueva sonrisa nacía llena de vida y alegría.
Era precioso verle sonreír, sentir que volvía a brillar, lejos de la bruja que lo hizo llorar.
En el cajón de mis sueños, el es duende, príncipe y bosque. El es amor, es una flor, es cielo y mar, y todo lo que yo quiera imaginar.
Aveces el me cuida, me visita y me dice al oído cosas lindas nunca escritas.
Lo tengo como el mayor de mis tesoros, lo quiero y lo admiro, lo siento, lo vivo y jamás lo olvido por que lo quiero mucho.
A nadie le dejo la llave del cajón de mis sueños, nadie lo abre más que yo, por que la llave es su corazón y mi amor.
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