Eres mi amor de cuentos y leyendas, un lindo muchacho, vestido de caballero, con fuerza de dioses y con corazón de rey.
Yo podría ser una dulcinea, Jimena o cualquiera de las damas, que acompañaban a tan honorables hombre.
Por ti dejaría todos los ideales de libertad, para servirte, cuidarte, venerarte y amarte.
Como dulcinea a don Quijote, como Jimena a Rodrigo de vivar y como yo tu corazón voy a cuidar.
Te esperare en la vuelta de tus hazañas, con un baño relajante y comida calentita. Escuchare fascinada tus aventuras, las cosas que viviste y los momentos que temiste.
Marcare tu regreso con un fuerte beso, con la emoción de tenerte entre mis brazos y dormir, con mi héroe de cuento y sueños.
Posiblemente en unos días partirás, mis ojos se mojaran, y mi corazón suspirara al verte partir, con tu armadura brillante, con tu fiel caballo y con un montón de tierra por medio para conquistar, eh impartir justicia y libertad.