Tu llegada fue el mayor de mis milagros, un aliciente para que el sol brille cada mañana y mi alma despierte enamorada.
Tu llegada fue y es, una ráfaga fresca de viento que me llega con amor y me alegra el corazón.
Desde entonces, no concibo un solo día sin mirarte, sin querer abrazarte y besarte.
0 comentarios:
Publicar un comentario