Era un cuento, oh un sueño maravilloso, aquel momento que tus ojos me miraron y tus cálidas manos, las mías agarraron.
Por Verona caminamos y como Romeo y Julieta, en un balcón nos besamos y de amor nos envenenamos.
Moriría contigo, viendo tu sonrisa, perdida y enamorada, en esa magnífica mirada, que embelesa mi alma, con sus mudas palabras.
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