El castillo de mi duende parece infranqueable, pero yo jamás me cansare de amarle, eh intentar conquistarle.
Todos los días lo miro, lo siento y muy adentro, un suspiro se escapa de mi pecho.
Te quiero tanto, que esperó demasiado, y no se sí podré alcanzarlo, pero no me rendiré antes de luchar, por tan hermoso imperio, que es mi duende bello.
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