En los viajes en tren, siento el vaivén de sus ruedas de hierro y acero.
Veo los cielos azules de Madrid, los numerosos polígonos y los pequeñas municipios, por donde pasa hasta llegar al centro de la capital.
Es mi lugar de escritura favorito, donde me conezto con mi alma y mi corazón, escuchando la voz que desde hace años me beso.
Hay le escribo a mi duende, a mi ángel y ah ese hombre, que tiene mi alma cautiva y mi corazón enamorado de tan bella voz.
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