Crecí entre legendarios crac del balón, con una educación de ser siempre los mejores, escuche historias en aquellos campos de fútbol, de la boca de hombres longevos que vivieron grandes tardes de fútbol.
Una ciudad deportiva en el corazón de Madrid, donde compartí momentos inolvidables junto a Sanchís, Michel, F. Hierro y Emilio Butragueño.
Muchas fueron las tardes de gloria en el gran coliseo del estadio Santiago Bernabeu, donde corrieron y triunfaron galácticos de la talla de Zidane, un bailarín que nos impresiono encima de un balón que gritaba Goooool.
No puedo olvidar, el pequeño misil brasileño que tenía en sus botas el veloz Roberto Carlos, y que decir de Raúl, el 7 que era capaz de ganar solo un partido cuando todo parecía perdido, fue capaz de callar al Nou Can.
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