De mala gana
me quitas la cara,
huyes de mis palabras
que son caricias
que te envía mi alma.
No te paras
ante mis lágrimas,
que se escapan
de pena ante
Tanta indiferencia.
Que absurdo es amar
un corazón de metal,
que nunca me miro
y a un así por el
Muero yo.
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